Pegado al acantilado justo debajo del Faro de Cavallería se encuentra una de las inmersiones más entretenidas de la Reserva.
Fondeamos sobre unos 6 metros de profundidad y comenzamos la inmersión hacia el Oeste, llegando a un pequeño arco que atravesaremos y en donde es habitual encontrarnos con algún mero.
Ganamos profundidad mientras vamos bordeando una pared de Oeste a Este de forma circular. En el camino podemos ver pulpos, morenas, meros y algún banco de corvinas, y a mitad del recorrido atravesaremos un túnel de unos 10 metros de longitud, a 25 metros de profundidad, en el cual podemos disfrutar de los contraluces y de los antias (o tres colas) y cigalas que habitan en su interior. Al final de la pared, que la hemos tenido en todo momento a nuestra derecha, empezamos a subir hasta los 15 metros y nos acercamos al acantilado.
Es aquí donde empieza la parte entretenida de la inmersión. Ante nuestros ojos aparecerán una multitud de cañones con paredes de 3 y 4 metros de altura que hacen que esta zona nos recuerde a un gran laberinto de piedra. Recorreremos los cañones a unos 14 metros de profundidad. Los contraluces en los cañones y los rayos entrando por los agujeros formados en las paredes hacen de esta parte un lugar idóneo para hacer fotos increíbles. En esta zona es posible encontrar algún mero escondiéndose en un agujero y bancos de sargos y barracudas. Durante 20 minutos serpentearemos por los cañones, acabando finalmente donde habíamos fondeado.
Si el aire de nuestras botellas nos lo permite aprovecharemos los 3 minutos de la parada de seguridad para acercarnos a los pies del acantilado en donde encontramos una pequeña cueva y un túnel que podemos atravesar con unos contraluces espectaculares, el broche de oro para una inmersión inolvidable!!